¿Cuantos capítulos merece una serie?

Seguimos con las preguntas existenciales. Después de discutir «maratón sí o no», ahora nos ponemos en el extremo opuesto de la balanza: ¿Cuantos capítulos merece una serie para darle la oportunidad de convencernos?

Aquí sí que hay poca argumentación posible y cada uno tendrá su opinión, pero creo que hay algunas variables que debemos poner encima de la mesa.

Comedias

En primer lugar, y como comentaba hablando de Padre de Familia, hay dos tipos de comedias que reclaman tiempos distintos para ‘entenderlas’. El primer tipo, el que llega más fácil al espectador es, claro está, el más habitual: las sitcoms. Y no me refiero sólo a los productos con público en directo, con escenarios repetidos, etc… me refiero a ese modelo de humor, un tipo de gags que ya puedes más o menos predecir. Estas comedias (como Friends o The Big Bang Theory, para poner ejemplos distantes en el tiempo) creo que deben necesitar menos tiempo de margen. En dos, máximo tres capítulos a lo sumo ya deben captarte. Si no es así, mal vamos.

En el otro lado hay las comedias de 20 minutos que se salen un poco más de la norma. Sería el caso de Raising Hope o Modern Family, que dentro de tener un formato habitual tienen características demasiado únicas para exigirles una cautivación inmediata. En estos casos los primeros capítulos tienden a buscar un punto intermedio que permita al habitual de las sitcoms tradicionales mantener la atención algunas semanas más. Aquí el tiempo de espera ya depende un poco de lo que uno espere o conecte con el serial.

También dentro de las comedias tenemos casos distintos como pueden ser los productos de 45 minutos (Chuck por ejemplo). En estos casos el humor es un recurso más dentro de un conjunto variado, pero su duración les reclama que la serie tenga un hilo conductor más consistente, habitualmente con cierta tensión. Aquí el margen que le demos a la serie quizás dependerá más de lo que nos guste la mezcla o el potencial que veamos.

Dramas

Nunca me ha gustado la palabra ‘drama’ para referirme a «todo lo que no es comedia ni documental». Creo que tiene connotaciones más afines al modelo Anatomía de Grey que al modelo Fringe, pero esto ya son luchas para otro post.

Centrándonos en el tema, creo que en el caso de los dramas la frontera entre lo conocido y lo desconocido que marcábamos en las comedias es más difuso. Encontrar referentes es fácil, pero en muchos casos el drama tiende a ir encontrando su espacio y tenemos decenas de ejemplos de series que empezaron siendo algo muy distinto a lo que son ahora. El caso de Fringe es uno de los más evidentes, con una primera mitad de la primera temporada muy, muy floja, pero que ahora está en lo más alto (pese a sus pobres audiencias).

El tiempo que le demos de margen a un drama dependerá de esta evolución y, sobre todo, de lo fácil de conectar con el argumento y los personajes. Aquí manda el carisma y el gancho inicial. Un ejemplo de lo primero serían Castle o Bones y uno de lo segundo sería Lost o FlashForward. Eso sí, con el tiempo ambos valores tienen que mostrarse o, sino, pasa como en The Event, que cumple sólo una de las características necesarias.

Procedimentales

Aquí vuelve a salir un modelo de serie muy cerrado. Los procedimentales, las series que tienen un procedimiento que se cierra en cada capítulo (tipo The Mentalist o Monk) tienen tantos puntos en común entre ellas que con dos ediciones máximo ya puedes comprenderlas. Si no pasa en el mismo piloto ya.

En estos casos, si eres fan del procedimental y al cuarto episodio no te tira la serie debes tener claro que es muy difícil que te llegue a gustar.

Aquí ha salido otro concepto que también quería tratar: el piloto. Creo que un piloto debería marcar que será exactamente una serie, pero no podemos valorarlo siempre como este ejemplo paradigmático. En muchos casos hemos visto primeros capítulos que han visto muy modificado su modelo frente al resto de la serie. Por lo tanto, debemos valorar siempre el piloto como un POSIBLE buen ejemplo de la serie, no siempre como EL ejemplo de lo que veremos más adelante. Parafraseando una frase recurrente en periodismo: ‘No dejes que un mal piloto te arruine una buena serie’.

Grandes errores

Hasta aquí he intentado poner algunas variables a debate, pero está claro que hay muchas más y cada uno pide cosas distintas a las series. No sé vosotros, pero en mi caso todas estas reflexiones siempre deben dejar cierto espacio al error y al azar. Y pondré un ejemplo.

Como he comentado alguna vez, soy un gran fan de Dexter. Creo que actualmente es de lo mejor (o directamente lo mejor) que se hace en televisión. Pues resulta que al principio, y después de insistirme mucha gente de confianza, vi los tres primeros episodios de la serie de Showtime. No me gustó y la dejé.

Por suerte, al tiempo le di otra oportunidad, pero a veces no estás preparado para entender una serie, para conectar con ella, y como buenos seriéfilos debemos ser conscientes que un ‘nunca’ siempre es un error. Yo cuando dejo una serie, cosa que pasa muy pocas veces, siempre prefiero pensar que es un ‘ahora no’.

Así que aquí va mi lista de ‘ahora nos’: Boardwalk Empire, Breaking Bad, Episodes… ¿Que? ¿Compartís alguno? ¿Cuantos capítulos creéis que debería darles a cada una de ellas para convencerme?

Y, ya puestos, tengo algunas series que me da extrema pereza empezar, ¿cuantos episodios de margen les doy en caso que comience a verlas? Mad Men, El Barco, True Blood, Mujeres Desesperadas, Psych, Scrubs… Aquí tenéis los comentarios, necesito vuestro consejo. ¿Cuantos capítulos merece una serie para convencernos? ¿Tenéis alguna norma?